Deja de doler

Deja de doler
a veces, tú lo sabes.
Deja de doler el frío entre las uñas
el viento rancio
el gesto roto de los rostros acusados.
A veces, deja de doler con una risa
con un aroma que saluda si estás solo
con un recuerdo que renace en la mirada.
A veces, deja de doler, quizás un poco
El perro viejo, el ave enferma
el gato muerto que gotea los tejados.
Y así, se fuma día a día entre las camas
o se inflan dos secretos en el pecho
o se visten las ideas con razones.
Y deja de doler acaso, el punto neutro
el niño herido,
el padre extraño que no sabe perdonarse.
O las manos que recorren río y árbol
y buscan tierra, o una grieta en la memoria
y así dejan de cargar el mal pasado.
A veces, sólo a veces, deja de doler
pero otras tantas…
Duele incluso la vergüenza y la palabra
duele el ojo, duele el grito,
duele el alma…
Aunque más duele,
Que te sientan como extraña.
0 comentarios