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¤* Xinca *¤

Aquellos días...

<center>Aquellos días...</center>

Aquel día dejé atrás
la calle adormecida,
el polvo añejo del anden
y las ventanas.

Las amigas
con zapatos de madera,
los caminos que arrastraban
cerro abajo.

Dejé el secreto
de los árboles de brujo,
el duende verde
que cuidaba algún tesoro.

El llanto claro
de la víbora amarrilla,
su aroma oscuro
entre las viñas y los frutos.

Aquel día dejé atrás
alguna tumba,
el recuerdo de un amigo
casi padre.

Y muchas tardes con el suelo
como abrigo,
o el vacío del que siente
abandonado.

Dejé una rata con su cola
larga y ágil,
que en los techos
hizo cuna a sus mestizos.

Que cambió mi mano
y mi cariño por ser libre,
o quizá, tan solo, fue el amor
que la condujo a ser distante.

Allá, a los lejos
cuando vuelvo la mirada,
aún siento el humo del comal
y las fogatas…

La leña erguida
que prepara alguna madre,
con la savia y las heridas
de su raza.

Veo a mi perro
desde antes compañero,
y su manía de brincar
sobre los sapos.

Y esa mirada que era brillo
de mis ojos,
cuando al dolor mi corazón
no razonaba.

Allá, a lo lejos
aún me roza en el recuerdo,
el cuerpo niño
que sufría, tras la culpa,
de los hombres que ultrajaban
sin ser hombres.

El sabor de aquella madre
siempre herida,
los hermanos con sus juegos
para “grandes”...

O el sonido de los brazos
de mi padre,
que se hacían tan distantes
y extranjeros.

Ahora, después de pasar
la lucha con sus años,
aún guardo mis respiros
a esa tierra.

Guardo un grito
hecho de barro y agua dulce,
del calor de aquella gente
tan humana.

Y me pregunto cuando vuelvo
la mirada,
con la rabia que se encaja
en mis pupilas:

¿Por qué tengo que dejar
lo que más amo?

¿Por qué tengo que ir dejando
atrás la vida?

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